Barcelona Cannábica

La Barcelona Cannábica

No han sido pocas las personas que han denominado a Barcelona “la nueva Ámsterdam” incluso el Huffitong Post lo cita así de esta forma en su artículo sobre el panorama catalán de la Barcelona cannabica. Porque cualquiera de nosotros que se haya paseado por las Ramblas de esta hermosa ciudad en los últimos años habrá visto las invitaciones de relaciones públicas que actúan como reclamo. Han sido contratados por las asociaciones para facilitar el acceso a los clubes.

El modelo catalán

Echando la vista atrás con el fin de saber de donde venimos y siguiendo la estela de asociaciones como la ARSEC (Asociación Ramón Santos de Estudios sobre el Cannabis) fundada en los años 90 del siglo pasado es lo que se conoce como “la brecha catalana” para diferenciarla de la otrora llamada “brecha vasca”. Posteriormente ya, muchos lo recordaréis, fue partir de los años 2000 cuando despertó el fenómeno de proliferación de tiendas conocidas como growshops, para pocos años después florecer ya los conocidos como CSC, Club Social Club o Asociaciones Cannábicas. O cómo alguien ha osado denominarlos, sin mucho conocimiento de la realidad asociativa catalana, los coffeeshops catalanes.

Porque como es conocimiento generalizado de la gente autóctona pero no de los turistas y que algunos compañeros del sector cannábico lo han reseñado en sus artículos de blog existe una diferencia remarcable entre los citados coffeeshops holandeses y los CSC o Asociaciones del ámbito estatal español, y concretamente del caso catalán. El boom de éstos CSC, especialmente en el centro de Barcelona enfocados al turismo ha repercutido en la buena imagen que tienen estos locales para sus usuarios corrientes del lugar. Es decir, la opinión pública ha empezado a ser crítica con el modelo al completo y a relacionarlo, desgraciadamente, con otros fenómenos problemáticos que no tienen razón de ser con el auténtico, original y genuino objetivo de los CSC.

Según otra fuente, Vice, en el 2009 únicamente existían 14 asociaciones en Cataluña, aunque tan solo tres años después ya habían abierto más de 200. Wikipedia, en cambio, asegura que las asociaciones existentes en la capital barcelonesa son alrededor de 400, que agrupan alrededor ni más ni menos que 165000 personas usuarias.

Cierre y regulación en la Barcelona Cannabica

La alarma social y el problema que ha supuesto para la ciudad de todo esto que estamos relatando ha llevado a las autoridades a usar diversas estrategias para el control del fenómeno cannábico catalán: cierre de clubes con sentencias finales leves además de la vía político-legislativa impulsada por la sociedad civil catalana. Es decir, la otra estrategia ha sido la aprobación de una iniciativa legislativa popular (ILP) llamada la Rosa Verda que regulaba los CSC, hecha ley por el Parlament Català (Ley 13/2017 de 6 de Julio de 2017), que relativamente hace poco tiempo fue suspendida por el Tribunal Constitucional.

El futuro de la órbita cannabica

Pero la movida cannabica catalana no se limita a las asociaciones, sino que en la órbita cannábica también se genera un lucrativo negocio de inversores, ferias, medios de comunicación, tiendas growshops, bancos de semillas, productos y tecnología alternativa todo ello para el cultivo y consumo de la planta milenaria del cannabis e información relacionada.

Entonces, quizá si observamos todo ello vemos que sí, que verdaderamente, la Barcelona cannabica se ha convertido, sin querer queriendo, en la capital europea del cannabis diferenciándose sustancialmente de los modelos holandés que tanto habían servido de espejo en el pasado. La “brecha catalana” está viva, se transforma, se hace más brecha aún con el paso del tiempo comparándola con el resto del estado. Tendremos que ver y observar como evoluciona el modelo catalán en un futuro teniendo en cuenta los aires de cambio en algunas legislaciones nacionales (California, Uruguay) en materia de cannabis. Deseamos que no nos hagan pasar sólo como un problema social urbano y de consumo y abuso de drogas porque sería estar negando una realidad que existe, está viva y que goza de muy buena salud.

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